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La vacuna de Moderna contra el COVID-19 es eficiente para bebés, infantes y preescolares, anunció la empresa farmacéutica el miércoles. Si los reguladores están de acuerdo, esto significa que se podría empezar a vacunar a los más pequeños a mediados de año.

Moderna dijo que en las próximas semanas pedirá a los organismos reguladores de Estados Unidos y Europa que autorice vacunas de dosis bajas para los menores de 6 años. La empresa también pide autorización para aplicar dosis mayores a niños mayores y adolescentes en Estados Unidos. En todos estos casos la vacuna se aplicaría en dos dosis.

Los 18 millones de niños menores de 5 años son la única franja etaria cuya vacunación aún no está autorizada en Estados Unidos. Pfizer ofrece dosis bajas para escolares y vacunas de máxima fuerza para los mayores de 12 años.

Pero los padres que esperan ansiosamente poder proteger a los más jóvenes están decepcionados por los reveses y la confusión acerca de cuáles vacunas son eficaces y a partir de qué edad. Pfizer está ensayando dosis para los menores de 5 años, pero tuvo que añadir una tercera dosis cuando resultó que dos eran insuficientes. Los resultados están previstos para principios de abril.

La vacunación de los más pequeños “ha sido de cierta manera un blanco móvil en los últimos meses”, dijo el doctor Bill Muller, investigador en los estudios pediátricos de Moderna, en una entrevista antes de que la empresa diera a conocer sus resultados. “Creo que persiste una cierta urgencia para tratar de finalizarlo lo antes posible”.

Cuanto menor es el niño, más baja es la dosis ensayada. Moderna dijo que la cuarta parte de la dosis adulta funciona bien con menores de 6 años.

Por DAVID EGGERT

 

LANSING, MICHIGAN (EVH/AP) — El departamento de Salud de Michigan, actualizó este  viernes la guía sobre cómo las personas deben ponerse en cuarentena si se exponen al COVID-19, cambiando la forma de protegerse, centrarse más en los contactos domésticos y menos en las personas expuestas en otros entornos. 

La directora Elizabeth Hertel, también rescindió la orden de 17 meses que requerían las escuelas para reportar las infecciones a la comunidad escolar, una vez notificadas por los funcionarios de salud locales. Todavía deben informar los casos y brotes a los departamentos de salud del condado, y el estado continúa recomendando que las escuelas notifiquen a los estudiantes y al personal sobre posibles contagios.

La guía K-12, que también se aplica a las escuelas, dice que los contactos del hogar no tienen que ponerse en cuarentena en el hogar si durante 10 días controlan los síntomas, usando una máscara alrededor de otros y evitar actividades sin tapaboca en lugares con un mayor riesgo de exponer a personas vulnerables. También deben hacerse la prueba al menos una vez, de tres a siete días después de la exposición. 

Los contactos que no sean del hogar deben monitorear los síntomas, hacerse la prueba si se desarrolla y considerar usar una máscara alrededor de otras personas. 

Las orientaciones para los infectados con el coronavirus permanecen intactas, deben aislarse en casa durante cinco días y, si sus síntomas mejoran o no los tienen, regresar a sus actividades normales usando la máscara durante esos días. Las recomendaciones también dan mayor responsabilidad aquellos que dan positivo además deben notificar a los contactos, priorizando a los miembros del hogar. 

El estado también actualizó las pautas para las instalaciones de cuidados infantiles, a fin de que sean consistentes con las escuelas, también mantuvo estándares para la atención médica a largo plazo en las correccionales y en otros centros de alto riesgo. 

La Dra. Natasha Bagdasarian, directora ejecutiva médica de Michigan, dijo que la guía refleja que el estado se encuentra en una fase de recuperación y animó a los estudiantes de 5 años en adelante a vacunarse y recibir refuerzos cuando sean elegibles. Alrededor del 63% de la población está completamente vacunada. 

El promedio de siete días de nuevos casos diarios fue de 745 el viernes, el número de adultos hospitalizados con infecciones confirmadas o sospechosas fue de 809 el miércoles, ambos reportes fueron los números más bajos desde el verano pasado.

 

CHICAGO, ILLINOIS (PRNEWSWIRE)- El informe Datos y cifras sobre la enfermedad de Alzheimer 2022 de la Alzheimer's Association revela nuevas revelaciones relacionadas a los retos que tanto los médicos como el público estadounidense enfrentan en entender y diagnosticar el deterioro cognitivo leve (MCI por sus siglas en inglés), lo cual es caracterizado por cambios sutiles en la memoria y el pensamiento. Se estima que el 10% al 15% de los individuos con MCI llegan a desarrollar demencia cada año.  Y mientras el tamaño de la población estadounidense de personas de 65 años y mayores continúa creciendo (de 58 millones en 2021 a 88 millones para 2050), también crecerá el número y la proporción de estadounidenses con Alzheimer u otras demencias con el riesgo aumentado de demencia que acompaña el envejecimiento.

El informe anual Datos y cifras proporciona una mirada profunda a las estadísticas nacionales y de estado-por-estado más recientes sobre la prevalencia, la mortalidad, el cuidado, y los costos de cuidado de la enfermedad de Alzheimer.  El informe de este año también incluye una nueva sección sobre el personal de cuidado de demencia. Un informe especial adjunto, "Más que el envejecimiento normal: entender el deterioro cognitivo leve (MCI)", por primera vez examina el entendimiento tanto del público como de los médicos de atención primaria (PCP por sus siglas en inglés) de la conciencia real, el diagnóstico, y el tratamiento de MCI y MCI debido a la enfermedad de Alzheimer en los Estados Unidos.

"El deterioro cognitivo leve se suele confundir con el 'envejecimiento normal', pero no es una parte del proceso de envejecimiento típico", dijo Maria Carrillo, Ph.D., directora científica, Alzheimer's Association.  "Distinguir entre problemas cognitivos que resultan del envejecimiento normal, los asociados y los relacionados con el MCI debido a la enfermedad de Alzheimer es crítico en ayudar a los individuos, sus familias, y sus médicos a prepararse para el futuro tratamiento y cuidado". 

Se estima que el 12% al 18% de personas de 60 años o mayores tienen MCI.  Mientras que algunos individuos con MCI revierten a la cognición normal o se quedan estables, los estudios sugieren que el 10% al 15% de los individuos con MCI llegan a desarrollar demencia cada año.  Alrededor de un tercio de las personas con MCI debido a la enfermedad de Alzheimer desarrollan demencia de Alzheimer dentro de cinco años.  Identificar cuáles individuos viviendo con MCI son más propensos a desarrollar demencia de Alzheimer es un objetivo mayor de la investigación actual, potencialmente permitiendo intervención y tratamiento de la enfermedad más temprano.

 

La falta de conciencia y el miedo

A pesar de la prevalencia entre estadounidenses mayores, el nuevo informe concluyó que más de 4 de 5 estadounidenses (82%) saben muy poco o no están familiarizados con el MCI.  Cuando se les ofrece una descripción de MCI, más de la mitad (55%) dicen que el MCI suena como el "envejecimiento normal".

Cuando se describe el MCI debido a la enfermedad de Alzheimer, casi la mitad de los encuestados (42%) expresan preocupación de desarrollarlo en el futuro.  A pesar de estas preocupaciones, una mayoría grande (85%) quisieran aprender de la enfermedad de Alzheimer en su desarrollo temprano, o durante la fase del MCI (54%) o la etapa de demencia leve (31%).

 

Los retos en el diálogo y el diagnóstico

Hallazgos adicionales ilustran por qué los individuos mostrando síntomas de MCI resisten discutirlos con sus médicos, quienes enfrentan retos persistentes en diagnosticar a sus pacientes.  Entre los hallazgos:

  • Menos de la mitad de los encuestados (40%) dicen que irían a ver a su médico de inmediato si experimentaran síntomas de MCI, mientras la mayoría (60%) esperarían o no verían a su médico.
  • Casi 8 de 10 encuestados (78%) expresaron preocupaciones sobre ver a un médico para síntomas de MCI, citando razones tales como el miedo de recibir un diagnóstico incorrecto (28%); aprender que tienen un problema grave (27%); el miedo de recibir un tratamiento no necesario (26%); o creer que los síntomas se resolverián al paso del tiempo (23%).
  • El 75% de los PCP dicen que están en la primera línea de proporcionar cuidado a sus pacientes con MCI. Sin embargo, solo dos tercios dicen que se sienten cómodos contestando preguntas de sus pacientes relacionadas al MCI (65%) y/o platicando sobre cómo el MCI pueda ser relacionado a la enfermedad de Alzheimer (60%).
  • Los PCP están comprometidos a aprender más sobre el MCI debido a la enfermedad de Alzheimer y ven beneficios claros al hacer un diagnóstico específico (90%). A pesar de esto, más de tres cuartos de los PCP (77%) reportan que el MCI debido a la enfermedad de Alzheimer es difícil de diagnosticar, y la mitad (51%) no suelen sentirse cómodos diagnosticándolo.

 

Las perspectivas raciales y étnicas

La preocupación y la confusión en torno del  MCI son evidentes entre diversas poblaciones también:

  • La conciencia y el entendimiento del MCI es bajo entre todos los grupos raciales y etnicos encuestados: los blancos (18%), los asiáticos (18%), los nativos americanos (18%), los afroamericanos (18%), y los hispanos (17%).
  • Los hispanos (79%) y los afroamericanos (80%) reportan que quisieran saber si tienen la enfermedad de Alzheimer en una etapa más temprana (MCI o demencia de Alzheimer leve), lo cual es ligeramente menos al compararse con los blancos (88%) y los asiáticos (84%) y los nativos americanos (84%).
  • Los asiáticos (54%) y los hispanos (52%) son más propensos a preocuparse sobre desarrollar MCI comparados con los nativos americanos (47%), los blancos (45%), y los afroamericanos (44%).
  • Los asiáticos (50%), los hispanos (49%), y los afroamericanos (47%) son los más propensos a preocuparse por desarrollar MCI debido a la enfermedad de Alzheimer, seguidos por los nativos americanos (41%) y los blancos (39%).
  • Recibir un diagnóstico incorrecto fue la preocupación mayor para no ver a un médico de inmediato para síntomas de MCI entre los asiáticos (38%), los afroamericanos (31%), y los blancos (27%). La mayor razón citada por los hispanos (27%) y los nativos americanos (31%) fue aprender que tienen un problema grave.
  • En general, el 43% de estadounidenses citaron la participación en ensayos clínicos como la razón para el diagnóstico temprano de la enfermedad de Alzheimer. Sin embargo, los blancos (50%) fueron dos veces más propensos que los hispanos (25%) en citar la participacion en los ensayos clínicos como una razón para el diagnóstico temprano, seguidos por los asiáticos (40%), los nativos americanos (35%), y los afroamericanos (32%).

 

La importancia de la intervención temprana, las recomendaciones de los médicos

De los encuestados que querían aprender sobre la enfermedad de Alzheimer durante la fase de MCI, más de la mitad (70%) notaron la necesidad de planificar y oportunidades de tratamiento.  El diagnóstico temprano les da tiempo a las familias para tomar decisiones legales, financieras, y de cuidado para el futuro, basadas en las preocupaciones y prioridades del paciente, y es asociado con costos generales de salud más bajos. Además, la gran mayoría de los PCP (86%) dijeron que la intervención temprana puede demorar la progresión del deterioro cognitivo.

A pesar de esto, sólo 1 de 5 PCP (20%) reporta estar familiarizado con ensayos clínicos disponibles a sus pacientes con MCI, y solo 1 de 4 PCP (23%) dice que está familiarizado con nuevas terapias en desarrollo para abordar el MCI debido a la enfermedad de Alzheimer.  Cuando detectan el MCI, los PCP suelen recomendar cambios de estilo de vida (73%).

 

Pronóstico del futuro y oportunidades

A pesar de la devastación que la enfermedad de Alzheimer continúa teniendo sobre los individuos y las familias en todo el país, tanto los pacientes como los PCP expresan optimismo que se acercan nuevos tratamientos para combatir el Alzheimer.  La encuesta concluyó que más de 7 de 10 estadounidenses (73%) esperan nuevos tratamientos para demorar la progresión de la enfermedad de Alzheimer estarán disponibles dentro de la próxima década.  Más de la mitad de los estadounidenses creen que va a haber nuevos tratamientos para detener la progresión (60%) y para prevenir (53%) la enfermedad de Alzheimer.  Entre los PCP, el 82% esperan que van a haber nuevos tratamientos para demorar la progresión de la enfermedad de Alzheimer dentro de la próxima década.  Más de la mitad de los PCP (54%) anticipan tratamientos para detener la progresión de la enfermedad y el 42% creen que van a haber tratamientos para prevenir la enfermedad de Alzheimer.

Las últimas dos décadas han marcado un aumento en el desarrollo de una nueva clase de medicamentos que apuntan a la biología subyacente e intentan a demorar la progresión de la enfermedad de Alzheimer.  Desde febrero de 2022, hay 104 tratamientos que modifican la enfermedad siendo evaluados en ensayos clínicos o en varias etapas de aprobación regulatoria.  Estas terapias potenciales pretenden demorar la progresión del MCI debido a la enfermedad de Alzheimer y demencia de Alzheimer leve, según la Alzheimer's Association.

 

El impacto del COVID-19

El informe también examinó el impacto devastador de la pandemia COVID-19 en las personas viviendo con la enfermedad de Alzheimer.  Mientras no se sabe cómo el COVID-19 influirá en el número y la proporción de personas en los Estados Unidos con Alzheimer, el COVID-19 ha tenido un efecto dramático claro en la mortalidad del Alzheimer y otras demencias.  Según el informe, hubo 44,729 más muertes de la enfermedad de Alzheimer y otras demencias en 2020 comparado con promedios durante los cinco años previos - un aumento de 17%.

El informe destaca datos preliminares y anecdóticos indicando que la pandemia también tiene efectos adversos sobre cuidadores familiares.  Nota que los retos relacionados a la pandemia, incluyendo el cierre de centros de servicios diurnos para adultos y la inhabilidad de las familias de visitar o comunicarse con parientes en sitios de cuidado de largo plazo, han causado "destreza emocional y otros resultados negativos entre los cuidadores".

 

Está claro que en aquellos que ya tienen diabetes, el COVID-19 puede empeorar el padecimiento y causar graves complicaciones. Pero hay otros vínculos posibles. Nueva evidencia indica que el coronavirus — al igual que otros virus — puede atacar las células productoras de insulina en el páncreas — un proceso que puede desatar diabetes al menos temporal en personas susceptibles. El aumento de los casos pudiera reflejar también circunstancias relacionadas con las restricciones por la pandemia, incluyendo la demora de cuidados médicos por síntomas iniciales de diabetes y malos hábitos alimentarios e inactividad en personas ya en riegos de diabetes Tipo 2.

Un reporte de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) examinó dos bases de datos de seguros en Estados Unidos que incluyeron nuevos casos de diabetes desde marzo del 2020 hasta junio del 2021. La enfermedad fue sustancialmente más común en niños que habían padecido COVID-19. El reporte no hace distinción entre el Tipo 1, que usualmente comienza en la infancia, y el Tipo 2, vinculado con la obesidad.

Las tasas de ambos tipos de diabetes han aumentado entre los niños en Estados Unidos en años recientes, pero reportes de Europa y algunos hospitales estadounidenses indican que el ritmo pudiera haberse acelerado durante la pandemia.

“Pienso que todos estamos un poco preocupados”, dijo la doctora Inas Thomas, especialista en el Hospital Pediátrico Mott de la Universidad de Michigan.

Su hospital ha registrado un aumento de 30% en los casos de diabetes Tipo 1, comparado con los años prepandemia dice. NO se sabe cuántos tuvieron COVID-19 en algún momento, pero el momento hace pensar que pudiera haber una conexión, agrega.

BEIJING (AP) — El número de nuevos casos de COVID-19 en China se disparó el martes a más del doble respecto al día anterior, mientras el país lidia con su peor brote desde los primeros días de la pandemia.

La Comisión Nacional de Salud informó que se han identificado 3.507 nuevos casos de propagación local en las últimas 24 horas, en comparación con las 1.337 infecciones del día anterior.

Una variante altamente contagiosa conocida como “ómicron furtiva” ha puesto a prueba la estrategia de tolerancia cero del gobierno chino, la cual había logrado mantener bajo control al virus desde el letal brote inicial de principios de 2020 en la ciudad de Wuhan. Aunque las cifras son bajas respecto a otras partes del mundo, los más de 10.000 casos de China registrados en las primeras dos semanas de marzo superan con creces los brotes anteriores.

No se han reportado muertes nuevas en los múltiples brotes registrados en China.

La mayoría de los nuevos casos se registraron en la provincia de Jilin, en el noreste de China, donde se reportaron 2.601 infecciones. Otros brotes de menor dimensión se han registrado en distintos puntos del país, incluyendo urbes como Beijing, Shanghái y Shenzhen.

Jilin ha prohibido que los residentes abandonen la provincia y que viajen entre las ciudades dentro de ella. Los 9 millones de residentes de Changchun, la capital de la provincia y centro de fabricación de automóviles, han estado confinados desde el viernes mientras las autoridades realizan repetidas rondas de pruebas masivas tanto allí como en la ciudad de Jilin.

Más de 1.000 trabajadores médicos han llegado desde otras provincias junto con suministros, y la provincia ha movilizado 7.000 reservistas del ejército para ayudar con la respuesta.

En otras partes de China, la provincia de Shandong registró 106 nuevos casos. La provincia de Guangdong, en el sureste de la nación, donde la metrópolis y el principal centro tecnológico de Shenzhen están confinados desde el domingo, informó de 48 nuevos casos. Shanghái tuvo nueve, y Beijing informó de seis.

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