Por Ramón Peralta
Por mas de 40 años los políticos del país han estado enfocados en la búsqueda de la solución del problema inmigratorio poniendo la vista en la frontera. Así se han planteado múltiples soluciones, desde el aumento de las patrullas fronteriza, negociaciones con el gobierno de México, la construcción del muro y otras medidas, y sin embargo, el problema en vez de mejorar tiende a empeorarse cada vez mas. El fracaso de las supuestas soluciones se debe, a que no se han atacado las verdaderas raíces del problema, que a nuestro entender están mas allá de los bordes fronterizos.
La razón de que miles de ciudadanos de los diferentes países latinos se embarquen en la peligrosa tarea de llegar hacia el Norte, como llaman a Estados Unidos, es por las penosas condiciones que esos ciudadanos viven en sus países de origen, cuyos gobiernos, llamados la mayoría de ellos “democráticos”, no responden adecuadamente a paliar las necesidades básicas de sus pobladores. Los dirigentes de la mayoría de esos gobiernos tienden a usar sus administraciones para beneficiar una minoría de sus seguidores, mediante el uso de la corrupción. Millones de dineros van a parar a manos corruptas, mientras son desatendidas las necesidades de las masas pobres, que viven en condiciones desastrosas en los barrios marginados de las grandes ciudades y en empobrecidas áreas rurales.
La mayoría de esos sectores pobres se ven obligados a vivir de la llamada “economía informal”, que no garantiza una entrada fija para poder satisfacer las necesidades básicas diarias. A eso se le añade los bajos niveles de salarios en el área. El 25% de los latinoamericanos viven con salarios por debajo de $4 al día y otro 14% apenas alcanza a recibir $2.5 por día. De esa manera, la alimentación diaria de la familia es incierta y la misma situación corren la salud y la educación de los hijos. Uno de cada doce habitante entre las edades de 15 a 24 años no ha completado la escuela primaria y por tanto, carecen de las habilidades necesarias para encontrar un trabajo decente.
A esto hay que añadir el deterioro físico de las viviendas en donde viven, carentes de los mínimos accesorios y en medio de condiciones medioambientales desastrosas. Carecen del acceso al agua potable y las condiciones sanitarias donde viven son deplorables. Las letrinas se convierten en los medios sanitarios mas predominantes. En estos sectores hay ausencia de centros de salud, dando lugar a que el 20% de los latinoamericanos carezcan del acceso a los cuidados de salud, debido a la condición de pobreza en que viven. A esos factores se le añade la existencia de un ambiente de violencia con la presencia de bandas armadas que pautan el diario vivir.
Las estadísticas económicas son reveladoras de la situación antes descrita. 130 millones de latinoamericanos viven en la pobreza. Guatemala tiene el mas alto nivel de pobreza con un 50% y le sigue Nicaragua con un 37%. No mucha diferencia registran los demás países del área.
Un elemento que no se puede pasar por alto al considerar la situación económica de la región es, la concentración de la riqueza en pocas manos, gracias a los favores que les ofrecen los políticos a esas élites. Debido a esa realidad, el 10% de la población controla el 55% del ingreso nacional, convirtiendo la región en una de las mas desiguales en el mundo. En México el 10% controla el 78.7%; en Brasil 79.8% y en Chile 80.4%. No es extraño por tanto, que se encuentren 114 billonarios en la región, al mismo tiempo que otros millones de compatriotas sufren el hambre y la miseria. Todo esto gracias a la “democracia”.
De manera que, a lo que hay que poner atención es a los sistemas políticos de la región. Que se implementen mas políticas sociales tendientes a mejorar la situación en que viven las mayorías y que Estados Unidos desde ya deje de calificar de “socialista” o “comunista” a esos regímenes cuando anuncien medidas para favorecer a los pobres. Solo entonces se mejorarán los problemas fronterizos que molestan tanto a los norteamericanos y sus gobiernos.
