NUEVA YORK- Un nuevo estudio indica que adultos mayores de Islandia que recuerdan haber bebido gran cantidad de leche en la adolescencia son tres veces más propensos a que se les diagnostique cáncer prostático avanzado que los consumidores de leche más moderados.
"Nuestros datos son realmente sólidos y una prueba importante de que la adolescencia es un 'período sensible' para el desarrollo del cáncer de próstata", dijo Johanna Torfadottir, experta en nutrición y estudiante de grado de la Universidad de Islandia.
"Aun así, somos cuidadosos con la interpretación. Las inferencias causales no se realizan con un solo estudio, por lo que se necesita más investigación para confirmar nuestros resultados y descubrir el mecanismo que podría explicar esta asociación", agregó.
Hasta ahora, los dos estudios realizados sobre cáncer de próstata y consumo de leche en adolescentes llegaron a distintas conclusiones: uno halló que los amantes de la leche estaban de algún modo protegidos de la enfermedad, mientras que el otro no descifró relación alguna.
Pero ambos eran pequeños y pudieron no distinguir entre tumores avanzados y tempranos, según indicó Torfadottir. En cambio, Islandia ofrece el mejor "experimento natural", según
escribe el equipo en American Journal of Epidemiology. El país contaba con poca infraestructura al comienzo del siglo XX, de modo que los residentes de las zonas rurales
tendían a vivir de la tierra. Eso incluía grandes cantidades de leche de animales de la granja en las regiones centrales de la isla, pero escasa cantidad en las villas costeras.
Para el estudio, el equipo utilizó datos de más de 2.200 hombres nacidos entre 1907 y 1937. Todos habían sido parte de un estudio clínico realizado en los años 60 y que a comienzos del
nuevo siglo habían respondido sobre la alimentación en la niñez y la mediana edad para otro estudio.
El 1 por ciento de los 463 hombres que recordaron haber bebido leche menos de una vez por día en la adolescencia desarrolló cáncer prostático avanzado o murió por la enfermedad en el cuarto de siglo que duró el seguimiento, comparado con el 3 por ciento de los más de 1.800 hombres que habían bebido leche todos los días en la adolescencia.
La brecha podría explicarse por la frecuencia de las consultas médicas, la educación o los alimentos consumidos, como pescado o carne. No obstante, la cantidad de leche consumida no tuvo relación alguna con el riesgo de tumores de estadio inicial.
Torfadottir dijo que existen distintos mecanismos
psicológicos que podrían explicar la relación detectada, pero
que en este momento son pura especulación.
"Con estos resultados solamente, no podemos recomendar que
los varones adolescentes modifiquen la alimentación. Estamos
analizando el riesgo de desarrollar una enfermedad, el cáncer de
próstata, y, obviamente, deberíamos considerar otras cuestiones,
como la salud ósea", expresó.
El doctor Matthew Cooperberg, urólogo de la University of
California en San Francisco, coincidió: "Sería prematuro decir
que tomar leche causa cáncer prostático. Podemos hablar de una
asociación, pero es difícil probar causalidad".
Cooperberg aconsejó no dudar en consumir leche. "Brinda
muchos beneficios en la adolescencia", finalizó (Reuters Health)
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